El año pasado, las Hermanitas del Inmaculado Corazón de María celebraron el 25º aniversario de su ministerio en Járkov. Sin embargo, fue un aniversario triste, porque la segunda ciudad del país, situada en Ucrania oriental, se ha visto desde el principio gravemente afectada por la guerra. Allí hay constantes ataques con misiles.
En tiempos mejores, las religiosas trabajaban sobre todo en la parroquia de la catedral. Una Hermana dirigía el coro de niños y adultos y ejercía de organista. Además, dirigían una residencia para estudiantes femeninas, impartían la catequesis a niños, jóvenes y adultos, y una de ellas era profesora de Ética Cristiana en una escuela. Finalmente, también apoyaban al Obispo.
En estos momentos se ocupan de las personas que se han quedado en Járkov, y la catedral se ha convertido en un punto de encuentro para todos los que necesitan ayuda. Allí se distribuye ayuda humanitaria, pero la gente también encuentra apoyo espiritual y consuelo. La Hna. Liudmyla explica: “Nuestra presencia en Járkov es importante para el apoyo espiritual y moral de las personas que no tienen otro lugar adonde ir. Por ellas estamos aquí. Percibimos una amenaza permanente, pero estamos dispuestas a quedarnos aquí y a servir a la gente”. Y añade: “Damos gracias a Dios Padre por infundirnos valor, inspiración y las gracias necesarias para servirle a Él y a la gente. También estamos agradecidas al Inmaculado Corazón de María, que nos protege”.
Sin embargo, las religiosas necesitan urgentemente un coche, porque tienen que poder visitar a los necesitados y llevarles también a ellos ayuda material. Además, si la situación empeora, precisan de un medio de transporte para huir rápidamente del peligro y ponerse a salvo a sí mismas y a otros.
Nosotros les hemos prometido $ 17.679.200(20.000 euros) para un coche, para que puedan seguir al lado de las personas que necesitan urgentemente esta ayuda en esta difícil situación.
