Desde la sede central de “Ayuda a la Iglesia que Sufre” en Königstein (Alemania), se gestiona la recaudación que realizan las oficinas de 23 países donantes, entre ellas Chile (ACN-Chile).
En conjunto, las 23 oficinas de ACN apoyan los proyectos presentados por miles de sacerdotes, misioneros y religiosas presentes en los países más necesitados y cuya actividad caritativa y pastoral llega incluso donde los servicios estatales y las ONGs no lo hacen.
CONÓCENOS
Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) es una Fundación Pontificia que apoya a la Iglesia católica en su labor evangelizadora en las comunidades más necesitadas, discriminadas y perseguidas del mundo.
Cada año, ACN financia alrededor de 5.000 proyectos pastorales y de emergencia humanitaria en 140 países.
Cuenta con 23 oficinas en el mundo (en Chile desde 1998), dedicadas a informar sobre la realidad de estos cristianos, a fomentar la oración y a recaudar fondos para la cobertura de proyectos.
El 100% de los proyectos que desarrolla ACN se sostienen gracias a los donativos de personas físicas u organizaciones. La Fundación no recibe subvenciones de organismos públicos.
NUESTROS PILARES
NUESTRA MISIÓN
La misión de Ayuda a la Iglesia que Sufre es, en comunión con el Papa, servir a la Iglesia Católica en su labor evangelizadora en todo el mundo, prioritariamente en las comunidades más necesitadas, discriminadas o perseguidas.
NUESTRA VISIÓN
Un mundo en que el cristianismo pueda prosperar en todas partes.
NUESTRAS DIRECTRICES
1. Somos leales al Santo Padre. Como Fundación Pontificia participamos en la misión universal de la Iglesia.
2. Servimos a la causa de la evangelización. Respondemos valientemente a los desafíos de nuestros tiempos, siguiendo las enseñanzas de la Iglesia.
3. Estamos comprometidos con la Iglesia perseguida. Compartiendo testimonios de fe construimos un puente de caridad entre nuestros benefactores y beneficiarios.
4. Somos custodios de la generosidad de nuestros benefactores. Realizamos una gestión moderna, transparente y efectiva.
NUESTROS VALORES
Fe y Amor cristiano
El fundamento todas nuestras iniciativas es la fe y el amor cristiano, y también nuestra lealtad al Santo Padre y a la Doctrina y las instituciones de la Iglesia católica romana.
Oración
La oración diaria – individual o en comunidad – anima nuestra labor y fortalece nuestro espíritu misionero. Nos impulsa a asistir a los que sufren por su lealtad a Cristo y su Iglesia, de cuya oración también nosotros dependemos.
Compromiso pastoral
Nos esforzamos en proclamar el Evangelio, sea “a tiempo o destiempo” (2 Timoteo 4:2), respondiendo a los desafíos de la época en que vivimos. Para ello conseguimos el compromiso de nuestros benefactores, con cuyas contribuciones financiamos proyectos pastorales.
Unidad
Concebidos como un “puente de amor” desde sus orígenes, ACN está al servicio de la unidad y reconciliación. Facilitando la comunión, tendemos un puente entre benefactores y beneficiaros mediante la oración, entregando la información y la expresión del agradecimiento.
Servicio
Cumplimos nuestra misión a través de un servicio humilde y desinteresado, escuchando las necesidades de nuestros beneficiarios. Aspiramos a ser una fuente personal de consuelo y fuerza para nuestros beneficiaros y benefactores.
Apertura
A través de nuestro apoyo a la Iglesia Universal promovemos el diálogo respetuoso entre las distintas culturas y religiones del mundo. Nosotros mismos ponemos en práctica ese espíritu abierto en nuestros múltiples encuentros, tanto dentro como fuera de la Iglesia católica.
Responsabilidad
Gestionamos los fondos que recibimos con extremo cuidado, buscando la eficiencia y evaluando la repercusión tanto en las actividades financiadas por la captación de recursos como en nuestra organización interna. Trabajamos con transparencia, mostrando las fuentes, la utilización y resultados de los fondos recibidos.
Servicio
Nuestra inquebrantable confianza en la Divina Providencia nos guía hacia el futuro y nos permite depositar nuestra confianza en los demás y, a la vez, que ellos confíen en nosotros. Consagrados a Nuestra Señora de Fátima estamos llenos de esperanza y de optimismo.