La diócesis de Fada N’Gourma ha sido sacudida por nuevos ataques terroristas en los distritos parroquiales de Piela y Saatenga, causando la muerte de varias personas e importantes daños materiales. Estas agresiones se dan en un contexto de persistente violencia terrorista en el país desde 2015.
“Los ataques se multiplican. Nos encomendamos a vuestras fervientes oraciones. Rezad por las víctimas y por los supervivientes que se sienten atemorizados”, ha dicho un sacerdote de la diócesis de Fada N’Gourma a la fundación pontificia internacional Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN).
A principios de octubre, al menos 150 personas fueron asesinadas por terroristas en Manni, en la misma diócesis. En esta ocasión un centenar de terroristas atacaron Ziéla y Kombembgo, dos pueblos de la parroquia de Saatenga, al suroeste de Fada N’Gourma, en el este de Burkina Faso.
En Ziéla, los terroristas irrumpieron con disparos el domingo 20 de octubre, hacia las diez de la mañana, cuando los habitantes volvían a sus quehaceres después de la oración dominical. Los hombres trataron inmediatamente de huir y esconderse porque, como ha explicado a ACN una fuente local, los terroristan “atacan sobre todo a varones en edad de combatir y no directamente a mujeres, niños o ancianos”. Sin embargo, “una niña cristiana que intentaba huir de su casa fue asesinada por error porque los terroristas la confundieron con un adulto”, precisó la fuente, que prefiere permanecer anonima por miedo a represalias.
Según la misma fuente, los terroristas incendiaron numerosas casas pertenecientes tanto a familias cristianas como musulmanas. Entre las casas atacadas estaba la del catequista, que se encontraba fuera de la localidad en el momento del ataque. Su mujer, que se encontraba con tres de sus hijos pequeños, fue agredida y su casa saqueada e incendiada. “La familia está sana y salva, el hecho de que el marido estuviera ausente le salvó la vida”, ha informado la fuente local a ACN.
Los catequistas están en estos momentos en el punto de mira de la violencia del país, al ser los que han quedado a cargo de los fieles en muchas aldeas. Sin embargo, no todos tienen la misma suerte que en Ziéla: “Hace apenas seis meses, Édouard Yougbaré, catequista de Pouargoguin – a siete kilómetros de Saatenga-, fue atrozmente degollado, dejando atrás viuda y ocho hijos. Sus últimas palabras fueron: “¡Señor Jesús, ven a salvarme! Señor Jesús, ¡ven y sálvame!”, recuerda la fuente de ACN.
El mismo domingo 20 de octubre, también Kombembgo, a doce kilómetros de Saatenga, fue blanco de los terroristas. Según informaciones recabadas por ACN, tres Voluntarios para la Defensa de la Patria (VDP) y un civil habrían perdido la vida en dicho ataque.
Los VDP, civiles que colaboran con las fuerzas de seguridad del Estado, desempeñan un papel crucial en la defensa de las comunidades rurales desprotegidas, donde el ejército burkinés tiene dificultades para operar. “Gracias a la rápida reacción de los VDP, que lograron eliminar a algunos terroristas, estos no tuvieron tiempo de incendiar las casas de Kombembgo”, ha explicado la fuente.
El apoyo de los VDP a la lucha contra los terroristas conlleva graves riesgos, como lo demuestra el ataque a Kouri en el distrito parroquial de Piela, a unos 150 kilómetros de Saatenga, en el norte de Fada N’Gourma, tan solo un día antes, el 19 de octubre. La aldea fue atacada por más de 100 terroristas que mataron a 13 personas, entre ellas a dos VDP y a una mujer católica.
Esta incursión parece haber sido una represalia por el apoyo de la población a los VDP: “Las mujeres habían ofrecido una moto a los VDP para su lucha por la paz, y ese gesto disgustó a los terroristas”, ha relatado una fuente a ACN. “Los atacantes incendiaron también 16 casas que desafortunademente se encontraban a su paso en una colina que permitió a los terroristas acercarse a Kouri sin ser detectados a tiempo, todas ellas pertenecientes a familias católicas”, ha añadido. También habrían sido destruidas por el fuego infraestructuras esenciales como el dispensario, la farmacia y el puesto de los VDP. Los dos catequistas del pueblo pudieron huir, convirtiendose en desplazados internos.
Kouri ya fue objeto de otra ofensiva terrorista el 1 de junio de 2024, durante la cual murieron personas y se incendiaron casas, por ello los VDP se asentaron allí para reforzar la seguridad local.
Uno de los sacerdotes locales ha hecho un llamamiento a la oración por las víctimas y por la paz: “Implorad al Señor para que la paz vuelva a nuestro país, así como a todos los países golpeados a diario por ataques asesinos, como Malí y Níger, y a naciones en guerra como Ucrania, Israel y Líbano. Guiémonos por la oración de san Francisco de Asís: “Señor, haz de mí un instrumento de tu paz. Donde haya odio, siembre yo amor”.
Estas tragedias resaltan la emergencia de la situación relativa a la seguridad en Burkina Faso, donde los ataques terroristas, que comenzaron en 2015, siguen asolando comunidades y dejando una estela de más de dos millones de desplazados.