Ucrania: gracias a ti pudimos ayudar a 25 parroquias de la diócesis de Járkov-Zaporiyia, gravemente afectadas por la guerra

La diócesis de Járkov-Zaporiyia se ha visto especialmente afectada por la guerra.

De los aproximadamente 70.000 fieles católicos romanos de la diócesis solo quedan unos 2.500. Los demás han huido al centro o al oeste de Ucrania o han emigrado. El obispo, Mons. Pavlo Honcharuk, explica que en algunas comunidades se ha marchado el 90 % de los fieles, y añade: “Los sacerdotes permanecen y atienden a los fieles que se han quedado y a los que buscan a Dios y acuden a la iglesia necesitados de apoyo espiritual”. No hay colectas, pero el precio de la energía se encarece constantemente y hay que seguir pagando los gastos corrientes. Para que las parroquias sigan funcionando, el obispo nos ha pedido ayuda para 25 de ellas, y nuestros benefactores han donado 40.000 euros para este fin.

 

El padre capuchino Jaroslav Fedirchuk nos informa desde Dnipró: “La situación en Dnipró sigue siendo muy peligrosa. Escuchamos constantemente las alarmas antiaéreas, y vivimos estresados día y noche. La tensión espiritual y emocional se respira en el aire. El número de las víctimas de la guerra aumenta día tras día, y entre ellas también hay que contar a las personas profundamente traumatizadas.

Queremos que nuestros queridos benefactores sepan que, a pesar de la guerra en curso, nosotros seguimos firmes en nuestros puestos espirituales sin abandonar a nuestros fieles.

Nosotros servimos a todos los que pasan necesidad. Celebramos la Eucaristía todos los días, confesamos, preparamos a adultos y niños recién llegados a nuestra parroquia para la primera confesión y la primera comunión, así como para el bautismo, la confirmación y el sacramento del matrimonio. Ayudamos por doquier, sin arredrarnos ante el peligro de los ataques aéreos”.

 

El párroco de la parroquia de San Antonio en Níkopol nos informa: «Níkopol ha sido bombardeada casi a diario desde los primeros meses de la guerra con artillería pesada y, últimamente, también atacan con drones. Mucha gente ha abandonado la ciudad, mientras que las personas que se han quedado intentan adaptar su vida a los peligros y dificultades diarios. A algunos les resulta difícil abandonar la casa de su familia, a la que están tan apegados, y confían día tras día en que la desgracia no les alcance, aunque nadie pueda garantizárselo. La gente intenta, en la medida de lo posible, vivir con normalidad, pero no todos sobreviven.

 

A nosotros nos consuela el hecho de que, en medio de la oscuridad del mal que nos rodea, exista la posibilidad de encontrarnos con Dios al escuchar Su Palabra y al recibir la Sagrada Comunión, rezando el rosario y consolando a los que sufren. Cuando vemos a personas que necesitan ayuda, compartimos con ellas lo que tenemos. Es solo una gota en el océano, pero creemos que es importante y necesario. Damos las gracias a todos nuestros hermanos y hermanas por su ayuda y afabilidad hacia estas personas. Roguemos al buen Dios que aquellos que han emprendido el camino del mal vuelvan en sí. Que el Señor nos conceda a todos un corazón dispuesto a arrepentirse, porque Dios no quiere la muerte del pecador, sino su arrepentimiento y que siga con vida”.

 

El obispo Honcharuk nos da las gracias en nombre de las 25 parroquias que han recibido nuestra ayuda y nos escribe: “Que el buen Dios os bendiga y que la Santísima Virgen María, Reina de la Paz, implore la paz para Ucrania y el mundo entero”.

Donar

Abrir chat
¡Hola! Gracias por comunicarte con la Fundación ACN Chile. ¿En qué podemos ayudarte?