La ayuda de ACN en Mozambique es “como la mano salvadora de Dios”

 

 

Una religiosa misionera que trabaja en la diócesis de Pemba, asolada por el terrorismo y gravemente afectada por un reciente ciclón, agradece a Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN)el apoyo que la fundación brinda a la población civil.

 

La Hna. Aparecida Queiroz, que pertenece a la congregación de las Hijas de Jesús, llegó hace siete años a la diócesis de Pemba, Cabo Delgado, Mozambique, justo cuando una insurgencia islamista empezaba a aterrorizar la provincia.

 

Desde entonces, la religiosa ha presenciado el aumento de la violencia y del alcance del conflicto, que ha dejado al menos cinco mil muertos a su paso. Más recientemente, la región también se ha visto afectada por el ciclón Chido, que ha devastado gran parte del país, empeorando todavía más la de por sí difícil situación de alrededor de un millón de mozambiqueños desplazados en Cabo Delgado.

 

En un mensaje enviado a Aid to the Church in Need (ACN), la Hna. Aparecida habla de los desafíos que afronta la región en estos momentos, pero también de la importancia de la ayuda que la fundación pontificia presta en Mozambique.

 

“Imagínense que están de vuelta después de un día de trabajo y, de repente, un grupo de hombres armados irrumpe en vuestra casa, mata a vuestros hijos y secuestra a miembros de vuestra familia, obligándoos a esconderos en la selva donde sobrevivís asustados, hambrientos, sedientos y presos de una angustia terrible”, explica la religiosa. “Pues bien, ese es el sufrimiento que soportan miles de nuestros hermanos y hermanas en Cabo Delgado, personas que lo han perdido todo: sus hogares, familiares, lugares de culto e incluso su identidad, y que se han visto forzados a huir no una, sino muchas veces”.

 

Cabo Delgado es la provincia más septentrional de Mozambique. Históricamente pobre y desatendida, su población vive principalmente de la agricultura de subsistencia que, por supuesto, se ve interrumpida en tiempos de inestabilidad: “El constante ir y venir de personas que solo intentan sobrevivir mantiene atrapada a la población en un ciclo de pobreza. Los niños no pueden ir a la escuela, no hay acceso a servicios de salud, las familias no pueden cultivar los campos y reina un hambre terrible”, explica la Hna. Aparecida.

 

Afortunadamente, añade, ACN siempre ha estado presente en los momentos difíciles: “En este contexto de sufrimiento, la ayuda de ACN ha sido como la mano de Dios, que brinda alivio y salva vidas. Gracias a eso, podemos visitar a la gente y son escuchados, tiene acceso a los sacramentos y también a ayuda material, como alimentos y productos de higiene. Es una asistencia transformadora, pues los ayuda a crecer y los empodera”, asegura la religiosa.

 

La Hna. Aparecida destaca que la ayuda de la fundación pontificia ha hecho posible distribuir alimentos a más de dos mil familias, además de permitir prestar sobre el terreno servicios religiosos a “comunidades con las que habíamos perdido el contacto, formar a futuros sacerdotes y llegar a miles de personas a través de la voz de la esperanza de la emisora de radio diocesana”.

 

“A través de ACN, la mano de Dios está devolviendo la vida a estas personas y por eso no podemos detenernos: debemos seguir siendo el rostro de Cristo aquí, en medio de tanta desesperación”.

 

La religiosa concluye con unas palabras de agradecimiento dirigidas directamente a los benefactores: “Esto es lo que estamos haciendo gracias a la ayuda que vosotros y vuestras familias proporcionáis a través de ACN. Vuestra ayuda llega a miles de personas en esta parte del mundo. ¡Mil gracias!”.

Donar

Abrir chat
¡Hola! Gracias por comunicarte con la Fundación ACN Chile. ¿En qué podemos ayudarte?