El barrio Lastarria con su parroquia de la Veracruz, bautizada así porque exhibía una reliquia de la Cruz de Cristo, fue el lugar escogido para una vigilia de Oración y testimonio por los cristianos perseguidos. En sus muros e imágenes sacras aún se observan las huellas del incendio que consumió todo su interior el 12 de noviembre de 2019 y hoy, cinco años después de esos recordados momentos, la misma parroquia es escenario de la primera #Redweek en Chile.
Vecinos y fieles se congregaron junto al obispo auxiliar de Santiago Álvaro Chordi para rezar por los cristianos perseguidos y escuchar el testimonio del padre Gilberto Matuz, párroco de Cañete y Tirúa quien vino a compartir su experiencia de ser párroco en un lugar donde 5 de sus capillas han sucumbido a incendios intencionales.
Los muros quemados iluminados de rojo dieron un ambiente de especial recogimiento donde nadie quedó indiferente por que -como señaló monseñor Álvaro Chordi- uno de cada cuatro cristianos del mundo vive en un país donde no se respeta la libertad religiosa: “Hoy, en pleno siglo XXI, uno de cada cuatro cristianos vive en países donde no se respeta la libertad religiosa. “Hay más mártires ahora que en los primeros siglos del cristianismo”, nos recuerda constantemente el Papa Francisco. El 80% de todos los perseguidos por su fe hoy en día son cristianos.”
Una cifra dramática, pero que no está lejos de nosotros. Realidad que se aprecia en la misma parroquia de la Veracruz, profanada y vandalizada. Así lo dijo también Mons. Chordi: “Testimonio de una iglesia sufriente y mártir no sólo en Santiago sino en la Araucanía”. Como lo confirmó el relato del Padre Gilberto.
En otro momento de su homilía Monseñor nos recordó que “Las personas perseguidas son como nosotros, pero que sufren cada día persecución, discriminación y desprecio, por la misma razón por la que lo padeció Jesucristo: porque la oscuridad rechaza la luz. Viven en países regidos por leyes que marginan a los cristianos y que limitan la libertad de expresión. No pueden optar a determinados puestos de trabajo, ni recibir un mínimo de educación, lo que les deja sumidos para siempre en la más absoluta pobreza. Muchos son maltratados física y psicológicamente y solo pueden recurrir a la justicia internacional para defenderse. A pesar de todo ello, no renuncian a su fe en Jesucristo.”
Ese es el mayor mensaje de esta Iglesia martirial: su fe y confianza en que Jesús, a pesar de los conflictos, no los abandona. Así lo destacó el Padre Gilberto Matuz quien no deja de sorprenderse de la fe de sus feligreses que a través del perdón y la oración, incluso por quienes les han dañado, expresan a diario su amor a Dios. Aprovechó también la ocasión para agradecer la generosidad de quienes, incluso sin conocerlos, colaboran en la reconstrucción de una de sus capillas, Nuestra Señora del Camino, que esperan muy pronto terminar y así tener un lugar donde volver a reunirse como comunidad.