Chad es un país centroafricano sin salida al mar, ubicado en el extremo sur del Sáhara, que tiene una superficie de casi 1,3 millones de kilómetros cuadrados, pero que, con sus poco más de 16 millones de habitantes, está relativamente poco poblado. La mayoría de los chadianos profesan el islam.
El vicariato apostólico de Mongo, en el sur del Chad, abarca unos 540.000 kilómetros cuadrados, casi tanto como Francia. Allí viven sólo en torno a 10.000 católicos, y la mayoría de sus 17 sacerdotes son extranjeros. Sin embargo, también hay vocaciones nativas.
En Chad, la Iglesia católica cuenta en dos ciudades con seminarios mayores para los futuros sacerdotes de todo el país: en Sarh, los futuros sacerdotes cursan el Propedéutico y estudian Teología, mientras que en la capital de Yamena cursan los estudios de Filosofía. Durante las vacaciones, los seminaristas visitan a sus familias, pero también pasan un tiempo en las parroquias para familiarizarse progresivamente con sus futuras tareas y acostumbrarse a la responsabilidad que conllevan.
En la actualidad, cinco jóvenes varones del vicariato de Mongo se están formando para ser sacerdotes. Para el obispo Philippe Abbo Chen, él mismo originario del Chad, la formación de los futuros sacerdotes es una de sus principales preocupaciones, pero económicamente también supone un gran reto, pues las familias de los jóvenes son pobres y no pueden aportar nada. Las parroquias organizan incluso colectas especiales para la formación de los futuros sacerdotes, pero los creyentes sólo pueden aportar el “óbolo de la viuda”, pues apenas pueden asegurarse su propia supervivencia con la agricultura y la ganadería en una zona caracterizada por la sequía y donde el desierto se extiende cada vez más. Sin embargo, las tasas académicas, el material didáctico, el alojamiento y la manutención, la atención médica y todo lo que necesitan los futuros sacerdotes es caro, y a ello también cabe añadir los gastos de viaje a los lugares de estudio, a varios cientos de kilómetros de distancia. Al mismo tiempo, la Iglesia católica también ayuda a los refugiados de Sudán, que acuden en masa al vicariato.
Por estas razones, también este año queremos apoyar la formación de los futuros sacerdotes del vicariato de Mongo, y para ello les hemos prometido $ 5066.6 (4.900 euros).