Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN por sus siglas en inglés) es una Fundación Pontificia que apoya a la Iglesia católica en su labor evangelizadora en las comunidades más necesitadas, discriminadas y perseguidas del mundo.

Cada año, ACN financia alrededor de 5.000 proyectos pastorales y de emergencia humanitaria en 140 países.

Cuenta con 23 oficinas en el mundo (en Chile desde 1998), dedicadas a informar sobre la realidad de estos cristianos, a fomentar la oración y a recaudar fondos para la cobertura de proyectos.

El 100% de los proyectos que desarrolla ACN se sostienen gracias a los donativos de personas físicas u organizaciones. La Fundación no recibe subvenciones de organismos públicos.

NUESTROS OBJETIVOS

REZAR

INFORMAR

AYUDAR

Así nos definimos

MISIÓN

MISIÓN

La misión de Ayuda a la Iglesia que Sufre es, en comunión con el Papa, servir a la Iglesia Católica en su labor evangelizadora en todo el mundo, prioritariamente en las comunidades más necesitadas, discriminadas o perseguidas.

VISIÓN

VISIÓN

Un mundo en que el cristianismo pueda prosperar en todas partes.

VALORES

VALORES

Espíritu de servicio, compromiso, confianza en la Providencia, profecía, comunión con todos los carismas de la Iglesia, humildad e integridad en todos nuestros actos. Transparencia, confianza, profesionalidad, austeridad, responsabilidad, eficacia y eficiencia en la gestión. Fraternidad espiritual entre los miembros de la familia Ayuda a la Iglesia que Sufre.

Nuestro carisma

Brindamos apoyo espiritual y material a la Iglesia católica

Ayuda a la Iglesia que Sufre (ACN) es una obra de ayuda pastoral que, a través de la oración, el sacrificio, la evangelización y la caridad, brinda apoyo espiritual y material a la Iglesia católica, donde se encuentra perseguida, o discriminada o donde no dispone de los medios suficientes para el cumplimiento de su misión.

Esta Fundación Pontificia reconoce su carisma como un don de Dios para la Iglesia universal, con gratitud hacia su fundador, hacia los sucesivos papas, hacia los colaboradores y benefactores y, en especial, hacia los mártires y confesores de la fe que han contribuido a plasmar la Obra.

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