República Centroafricana y Camerún

Necesitan Ayuda para la formación de 33 jóvenes Carmelitas de la República Centroafricana y 9 de Camerún

Ya de niño, Jean Thierry Ebogo albergaba un gran sueño: ¡Quería ser como Jesús! Y para conseguirlo, quería ser sacerdote. En 2003 el joven ingresó en el carmelo de Nkoabang en Camerún y allí emprendió el Caminito de santa Teresita, a saber, el camino de la santidad desde la confianza plena de un niño en la misericordia de Dios. Su nombre religioso lo completó con el añadido “del Niño Jesús y de la Pasión”.

Muy pronto tuvo que experimentar la pasión por sí mismo, ya que al año de ingresar en la orden le descubrieron un tumor maligno en la rodilla derecha. Hubo que amputarle la pierna afectada y se sometió a una quimioterapia que no dio fruto. Soportó el dolor insoportable con un valor y una alegría tan extraordinarios que incluso asombraron a los médicos. No obstante, su única preocupación era lograr ser ordenado sacerdote. “Sólo quiero curarme para ser sacerdote”, aseguraba. El 8 de diciembre de 2005, en la fiesta de la Inmaculada Concepción, emitió anticipadamente sus votos perpetuos con un permiso especial, y un mes después, el 5 de enero de 2006, falleció con tan sólo 24 años. Por tanto, su deseo de ser sacerdote no se cumplió, pero su vida y su muerte santas llegan hasta hoy al corazón de innumerables personas. Miles de personas asistieron a su funeral, y su proceso de beatificación está en curso.

Antes de morir, Jean-Thierry prometió pedir al cielo una “lluvia de sólidas y santas vocaciones religiosas y sacerdotales” para los Carmelitas de África, y parece que cumplió su palabra, pues, especialmente en su país natal, Camerún, y en la vecina República Centroafricana, los Carmelitas Descalzos se ven bendecidos con numerosas vocaciones. Así, 42 jóvenes varones cursan actualmente las distintas etapas de su formación: 33 de ellos en la República Centroafricana y nueve en Camerún.

Los Carmelitas de ambos países vecinos colaboran estrechamente en la formación de los jóvenes religiosos: los estudios teológicos los realizan en Yaundé, la capital de Camerún, y los estudios filosóficos, en Bangui, la capital de la República Centroafricana. La relación es, por tanto, muy estrecha, y los jóvenes se forman juntos en las distintas casas de la orden.

Sin embargo, este elevado número de vocaciones, que en sí mismo es motivo de gran alegría, supone también un importante reto económico para la orden. La República Centroafricana es uno de los países más pobres del mundo, y la Iglesia en Camerún también afronta numerosos desafíos. Por todo ello, hemos prometido destinar un total de $ 25.263.000 (26.250 euros) a la formación de los 33 jóvenes de la República Centroafricana y los nueve cameruneses.

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